“Un relanzamiento con tintes de continuidad” – Columna de Opinión de Asuntos Públicos
Aldo Arroyo Pellón, ejecutivo de Asuntos Públicos en Cuadrante.
Esta semana la conversación mediática y del círculo rojo de opinión se concentró en el “rebranding” del Partido Acción Nacional, en un evento realizado en el histórico Frontón México, donde en 1939 se fundó la organización. La reunión fue encabezada por la cúpula, representada por Ricardo Anaya, Maximiliano Cortázar y su presidente Jorge Romero Herrera.
El encuentro fue reconocido como la primera acción política de repercusión nacional de la oposición durante el primer año del gobierno de Claudia Sheinbaum. Aunque la presidenta mantiene un promedio de aprobación del 76 %, sus cifras se han visto afectadas por acciones de miembros de su partido, como la visita del hijo del expresidente Andrés Manuel López Beltrán a Tokio y el creciente escándalo de corrupción en Tabasco durante la gestión de Adán Augusto López como gobernador.
La estrategia de relanzamiento tiene tres aristas de interés.
Primero, el uso del lema “Familia, Patria y Libertad” puede interpretarse como un viraje hacia la derecha populista. Aunque el PAN se autodefine como de derecha desde su fundación, debido a la limitada penetración de esta ideología en el país, ha mantenido políticas de corte social, como el compromiso de Xóchitl Gálvez de no eliminar programas de apoyo o la propuesta de un sueldo universal por parte de Ricardo Anaya. Este lema recuerda a otros utilizados por gobiernos de ultraderecha, como los de Nayib Bukele en El Salvador o Javier Milei en Argentina. El evento también incluyó un video que planteaba una lucha apocalíptica por el futuro de la nación, similar a estrategias empleadas por populistas de derecha como Donald Trump.
El segundo factor relevante es la ruptura anunciada con el PRI. La cúpula admitió que la alianza del Pacto por México durante el sexenio de Enrique Peña Nieto fue un error político, pues vació al partido de identidad e ideología. No obstante, dirigentes estatales en Baja California y Nuevo León mantienen la posibilidad de alianzas locales debido a la fuerte presencia de Morena y Movimiento Ciudadano en esas entidades.
Finalmente, el PAN anunció que abriría el padrón de afiliación. Aunque menos llamativa, esta estrategia es clave para consolidarse como oposición hacia 2030. En julio registró apenas 277,665 afiliados, cerca del mínimo de 256,030 personas requerido por el INE. Ante esta situación se implementará un sistema de inscripción electrónica mediante aplicación móvil, que facilita la afiliación, aunque genera dudas sobre el compromiso ideológico de los nuevos miembros, mejora el sistema de “padroneros” que históricamente absorbía recursos del partido, limitando su poder de acción y organización.
La apertura del padrón partidista también tendrá una repercusión clara a nivel local. Una debilidad histórica del PAN ha sido al mismo tiempo su mayor fortaleza: el partido se ha distinguido por ser un partido de notables con integrantes como Manuel Gómez Morin, Manuel Clouthier y hasta el propio Diego Fernández de Cevallos, que, aunque criticado por algunas decisiones políticas y personales, nunca puso en duda su capacidad analítica y como estatista. El PAN busca con esta apertura atraer perfiles inconformes, principalmente del PRI y Morena, que hasta el momento no tenían una opción política en la cual respaldarse. Esto aumentará las posibilidades de rupturas y fricciones internas en la competencia y, en segundo término, otorgará candidatos a nivel municipal que, aunque carecerán del perfil profesional del partido, tendrán mejores probabilidades de triunfo en sus comunidades.
¿Y qué nos deja todo esto? Ver signos de vida en uno de los dos partidos de oposición con mayor tradición histórica en el país es sano para la democracia; sin embargo, si analizamos profundamente la situación, la carencia de un sustento ideológico en el relanzamiento no da claridad sobre qué políticas impulsará. Por otro lado, aunque se anuncia una apertura, el control continúa en la cúpula, que ya ha demostrado carecer de la capacidad para ganar elecciones, ya sea solo o en alianza, enfrentándose a un partido en el poder que ha tenido siete años para construir una estructura electoral sumamente efectiva para la movilización.
Pero lo que debe ser materia de mayor atención en los próximos meses es el acomodo ideológico del partido, ya que, al carecer de sustento real, una personalidad estridente similar a Javier Milei o Donald Trump podría hacerse del control utilizando una narrativa extremista. Aunque no tendría el campo fértil de inconformidad política y social que en esos países sí existía, sigue siendo un riesgo para la politización del país.