Texto de Leo Nájera, consultor de Cuadrante Estrategia y Comunicación SC
Se ha vuelto un lugar común asegurar que la vida posterior a las aulas universitarias es la verdadera escuela para aprender una profesión, más si es un campo especializado, que requiere de habilidades específicas o backgrounds más prácticos que no figuran en los libros de texto. El campo laboral de las relaciones públicas y la comunicación en general no son la excepción, y algunas tendencias, como la diversificación y digitalización de los medios de comunicación y el boom de las redes sociales, están empujando la transformación en un sector que ha evolucionado rápidamente.
La carrera de Comunicación y Periodismo es una de las más estudiadas en México, esto de acuerdo con las más populares guías universitarias dirigidas a estudiantes y según fuentes serias como el Instituto Mexicano para la Competitividad. Esta licenciatura está al lado de ciencias médicas, arquitectura y psicología, y algunas ingenierías particulares como de las más demandadas, lo que significa que también son los mercados laborales más saturados y donde hay más solicitudes por parte de los recién egresados. Sin embargo, actualmente ya no figura en el top 10 de los ramos mejor pagados en el país, por la competencia con nuevas áreas relacionadas con las tecnologías de la información, etcétera.

Pero ¿qué sucede en específico con la carrera de Relaciones Públicas? En realidad, en algunas casas de estudio se la concibe como una especialización dentro de la carrera de Comunicación, donde hay también opciones terminales como publicidad, periodismo y producción audiovisual. En algunas universidades y desde hace poco más de dos décadas, se trata de una carrera aparte, con un marco teórico diferenciado, pero sobre todo con una orientación más práctica desde los primeros semestres.

Al revisar los planes de las casas de estudio que ofrecen la carrera, se puede constatar que los contenidos impartidos a los estudiantes se han robustecido y modernizado, a tal grado que para que el o la futura PR profesional cuente con sólidas habilidades de planeación, organización y evaluación de resultados de las estrategias de comunicación, es necesario adentrarlo en el mundo de las redes sociales y Analytics, de content e influencer marketing, de lo que llamaría “redacción PR” (que no está tan alejada del ‘UX writing’…) e impulsarlo a adquirir un sentido crítico y analítico de comprensión de la información de los medios.
En las relaciones públicas como en la vida, la práctica hace al maestro. La tendencia de llevar a los alumnos más hacia el terreno de la práctica desde los primeros semestres e incluso irlos vinculando con el mercado laboral no es nueva y se la conoce como educación dual.
Bajo este sistema, las y los estudiantes se adentran a una curva de aprendizaje más rica en experiencias y aprendizajes, que les permite resolver retos que serán parte de su rutina laboral, porque desde los primeros semestres están inmersos, de hecho, en programas de empresas e instituciones para acelerar la adquisición de conocimientos.

Esto sin duda contribuirá a hacer más atractiva la carrera para quienes la cursan y los impulsará a ir más allá en su especialización para explorar terrenos particulares como el PR marketing o de consumo, la comunicación corporativa o PR de negocios, la comunicación de estrategias de Responsabilidad Social o de Sustentabilidad. No olvidemos que hoy en día el mercado está también muy pulverizado en ese sentido y no es osado pensar que en el futuro se requiera de profesionales con perfiles muy particulares según las necesidades de los empleadores.
Pero hablemos ahora de algo muy importante: ¿Qué satisfacciones o logros le esperan a quien fungirá como un puente entre corporaciones o instituciones y representantes de los medios de comunicación? El ser parte de un engranaje, un proceso, que culmina en contenidos de calidad que despiertan el interés y mantienen cautivas a las audiencias, en clics que se traducen en resultados de negocio para clientes, en notas que se cuentan como share of voice y en última instancia en construcción de reputación para aquellos con quienes colaboramos.
Las Relaciones Públicas son un terreno que se ha ido entremezclando con otras disciplinas de las ciencias sociales, de la comunicación y del marketing, una tendencia que seguirá presente, a tal punto que en el futuro es probable que hablemos más de Comunicación Estratégica como ese macro campo de acción que de un servicio o herramienta se ha convertido para muchas empresas en todo un pilar que asegura la continuidad del negocio al proteger y elevar su reputación.
En última instancia y en un escenario tan retador como el que estamos viviendo desde el año pasado, ese es el objetivo de aquellos que nos dedicamos a este oficio, y que en nuestros inicios -antes del boom de las redes sociales y la inmediatez en la comunicación- creíamos que nuestras funciones se limitaban a construir y fortalecer lazos con periodistas. Cada vez más seremos parte de una transformación empujada por nuevas formas de comunicar, nuevas historias o narrativas que contar y una revolución tecnológica y digital que nada la detiene.
Por eso, vale la pena revalorar y replantear nuestra razón de ser como profesionales; solo así nos demos cuenta de que seguimos siendo ‘estudiantes’ en estricto sentido, es decir, continuamos incorporando aprendizajes en un campo en el que cada día que pasa, lo que sabíamos de cómo se hace la comunicación se va quedando en el cajón de lo obsoleto.