Texto de Juan Carlos Carrillo, redactor creativo en Cuadrante.
La noche de gala de los premios Oscar siempre se ha caracterizado por ser un evento de gran impacto en los amantes del cine y la industria de los medios. Cada edición da de qué hablar y mucho se ha dicho sobre la decadencia de esta ceremonia debido a los bajos niveles de audiencia que ha registrado en los últimos años.
Siempre inmerso en la polémica
Tan solo el año pasado, la edición 93 de los premios de la Academia, que fue una emisión híbrida, tuvo un mínimo de audiencia de 9.85 millones de espectadores en Estados Unidos, según anunció la cadena ABC. Mientras que en 2020 registró 23.6 millones (una caída del 58% de un año a otro), y en 2019 tuvo 20.1 millones. Nada comparable a la década de los 90’, cuando la mitad del país vecino estaba atenta a la ceremonia de 1998 con 55.2 millones de espectadores, donde Titanic se impuso con 11 premios de 14 nominaciones.

Si bien desde sus inicios, Hollywood se conformó por la diversidad de mentes creativas que migraron a EU, no siempre se demostró esta riqueza en la temporada de premiaciones. Por eso, la tendencia en los últimos años es apostar por la diversidad étnica, de género y condición. En este contexto, la entrega 94 de los Oscares se volvió tendencia por algunas lecciones que nos dejó en cuanto a comunicación.
De lo que habla todo el mundo
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (AMPAS, por su sigla en inglés), nos dejó claro el impulso para otras formas de expresarse más allá del habla, como sucede en CODA: Señales del corazón, una película cuya narrativa a través del lenguaje de señas nos transmite el valor de los retos en los procesos de comunicación que viven las personas con discapacidad auditiva. Su mensaje de cómo el habla pesa pero no suele expresar las verdaderas emociones ni los sentimientos humanos le valió para recibir el máximo galardón: el de Mejor Película.
Otra enseñanza que nos dejó la ceremonia 94º de los Premios Oscar es el manejo de crisis. La acción que tomó Will Smith de ejercer violencia ante una broma de mal gusto no fue acertada, lo que lo llevó a tener una mala imagen ante los medios y todo el mundo. Más allá del motivo que obligó a Smith a levantarse de su asiento, en toda crisis, sea grande o pequeña, hay que transmitir control y saber cómo responder rápida y efectivamente. Además, en su discurso por el Oscar a Mejor Actor protagonista, Will Smith se disculpó con la Academia y los asistentes, y justificó su reacción con el argumento de que siempre vela por proteger a la gente. Pero al ejercer violencia, el mensaje que mandó no fue tan congruente, principalmente en un contexto de violencia que se vive en el mundo, y sobre todo como ganador de un Oscar.
Una lección más fue la de la actriz Ariana DeBose, quien se hizo con el Oscar a Mejor Actriz de reparto en la película West Side Story. La actriz puertorriqueña de 31 años dio un emotivo discurso para mandar un mensaje de inclusión al mundo. Si bien no es la primera vez que se usa el discurso como herramienta de comunicación para mandar un mensaje a millones de personas, esta vez llama la atención porque DeBose es la primera actriz abiertamente de la comunidad LGBTQ en conseguir un premio de la Academia.
Como puedes ver, esta más reciente entrega de premios nos demostró que los mensajes deben tener coherencia con lo que se hace, ya sea una figura pública o una organización. Acércate a Cuadrante y te asesoramos en estrategias de comunicación y manejo de crisis.