Radar Cuadrante

24 de noviembre de 2025

Aldo Arroyo Pellón, ejecutivo de Asuntos Públicos en Cuadrante

El gobierno parece no tener un respiro ante la pérdida de control sobre la conversación mediática de las últimas dos semanas, con las movilizaciones del movimiento de la “Generación Z” ocupando el centro de los mensajes presidenciales en las conferencias matutinas e incluso en el discurso conmemorativo por la Revolución Mexicana.

Tras la marcha del sábado 18 de noviembre, se convocó a una segunda movilización el 20 de noviembre, con dos puntos de partida: la explanada de Rectoría de la UNAM y avenida Reforma, con la intención de llegar al Zócalo. La primera convocatoria fue un rotundo fracaso, con reportes de asistencia nula, lo que pone en entredicho las aseveraciones de los organizadores sobre un hartazgo juvenil generalizado.

La marcha en avenida Reforma tuvo una afluencia de alrededor de 200 personas, superadas por los 300 elementos de la policía antimotines desplegados por el gobierno capitalino. Algunas cuentas en redes sociales que fungen como organizadoras señalaron que, debido a la naturaleza apartidista y no centralizada del movimiento, no fue posible realizar una coordinación adecuada con tan pocos días entre una movilización y otra.

Por su parte, Claudia Sheinbaum y su partido utilizaron sus espacios mediáticos para descalificar los actos violentos registrados en la primera movilización y reforzar la narrativa de que “todos los jóvenes están con la Cuarta Transformación”, lo que ha sido interpretado como un intento de deslegitimar las consignas de una sociedad afectada por la violencia del crimen organizado.

En cuanto al origen del movimiento, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, informó sobre la detención de uno de los autores intelectuales del homicidio de Carlos Manzo. Sin embargo, esto no ha calmado la situación de violencia en el estado, y la estrategia gubernamental ha sido calificada como apresurada y reactiva.

Quizá lo más relevante de las movilizaciones del sábado y del miércoles fue su repercusión internacional, con el presidente de Estados Unidos pronunciándose directamente sobre el tema en una conferencia de prensa. Ahí reiteró su postura de estar abierto a ataques militares contra objetivos del crimen organizado en territorio mexicano, mencionando la marcha del sábado como evidencia del clima de inestabilidad en el país.

Es posible que el presidente estadounidense esté avivando su narrativa belicista contra los grupos criminales como respuesta a la derrota política que enfrentó esta semana, luego de que el Congreso aprobara casi por unanimidad la liberación de archivos de la investigación contra Jeffrey Epstein, incluidos correos electrónicos en los que se especula podría aparecer mencionado. Esta votación evidenció la pérdida de control de la Casa Blanca sobre su propio partido, en un tema que se había convertido en bandera republicana y que generó gran presión entre los votantes, obligando a todos menos un congresista a respaldar la moción.

En las próximas semanas es probable que veamos más movilizaciones, con el anuncio de una tercera marcha el 14 de diciembre, así como una posible marcha de “celebración” de la Cuarta Transformación promovida por la presidenta el próximo 6 de diciembre. Así, parece que la oposición ha encontrado una bandera que podría enarbolar durante los próximos meses —literalmente con el símbolo del anime One Piece convertido en la imagen del movimiento—, mientras que el gobierno ha encontrado un nuevo blanco para centrar sus mensajes matutinos.